martes, 26 de julio de 2016

Nuevo aniversario de la Revolución de Rojava

Por Pablo Mestrovic

Rojava: desarrollo y perspectivas de cuatro años de revolución

El 19 de julio de 2012, en el contexto de la guerra civil iniciada en Siria el año anterior, las YPG/YPJ tomaron las ciudades de Kobane, Afrin y Amuda, en el Kurdistán sirio (la región que los kurdos denominan Rojava, en kurdo “el Oeste”) abandonadas por el ejército regular sirio.

El gobierno de la zona fue asumido por el Alto Comité Kurdo (Desteya Bilind a Kurd, DBK). El DBK había surgido a consecuencia de un acuerdo entre el Partido de Unidad Democrática (en kurdo PYD) y el Consejo Nacional Kurdo de Siria (en kurdo ENKS), hegemonizado por partidos kurdos sirios afines al PDK del Kurdistan iraquí.

Posteriormente, el Alto Comité Kurdo quedó paralizado por disensiones entre las dos corrientes. Esto último se debe a que el Confederalismo Democrático que el PYD defiende, como parte del movimiento de liberación nacional kurdo encuadrado en la Unión de Comunidades de Kurdistán (KCK), es totalmente contradictorio con el tipo de nacionalismo conservador y oportunista que defiende el PDK de Barzani, aliado del imperialismo norteamericano y sionista.

Si bien las YPG/YPJ habían sido formadas en 2004 a partir de la matanza de Qamishlo, perpetrada por el régimen de Al Assad, y el PYD el año anterior, la coyuntura de la guerra civil siria hizo posible la instauración de un autogobierno kurdo en Rojava.

Al propio tiempo, el régimen de Al Assad, opuesto por principio a reconocer siquiera la existencia del pueblo kurdo de Siria (al punto de denegar la ciudadanía siria a un porcentaje considerable de los kurdos de Rojava, a los que consideraba “inmigrantes turcos”), encontró en las YPG/YPJ un aliado para enfrentar a las organizaciones islamistas apoyadas por Qatar, Arabia Saudita y el imperialismo norteamericano que habían comenzado a tomar el control de gran parte del territorio de Siria, explotando la rebelión popular de 2011 y la consecuente desintegración del ejército regular sirio.

Funcionamiento de los Cantones de Rojava

El autogobierno kurdo se organizó a partir de 2014 con base en el Confederalismo Democrático, y de ese modo se constituyeron los “cantones” de Afrin, Kobane y Jazira. Cada cantón tiene una Asamblea Legislativa cantonal y concejos municipales.

Las Asambleas Legislativas fueron elegidas en 2014 con representación de las diferentes organizaciones políticas y sociales que participan en el proceso revolucionario, así como de los diferentes grupos étnicos que viven en Rojava.

Los concejos municipales fueron elegidos en 2015 con base en candidaturas individuales, siendo proscriptos solamente los candidatos afines al PDK de Barzani. Por debajo de los concejos municipales funcionan diversas asambleas a nivel local y particularmente las “comunas” que son el nivel básico de organización de los cantones y cumplen funciones económicas, políticas e incluso militares.

La organización de los cantones se basa en el Contrato Social, la “constitución”, que prevé el reconocimiento de la autonomía de los cantones, la propiedad social de los recursos naturales, el derecho a la salud y la educación y deroga la legislación represiva vigente en Siria durante el régimen de Baath. Las YPG/YPJ no son un “ejército” escindido del resto de la población, sino auténticas milicias populares.

Revolución de Rojava y mujeres

Un aspecto en el que el movimiento de liberación nacional kurdo se ha mostrado particularmente progresivo es en la lucha contra la violencia hacia las mujeres. A partir de diciembre de 2013 en los cantones de Rojava se estableció el matrimonio civil, terminando con la jurisdicción del clero islámico y de otras confesiones sobre las cuestiones de derecho familiar y en marzo de 2014 se sancionaron las “leyes de las mujeres” que prohíben el femicidio, la ablación del clítoris, la poligamia y otras prácticas violentas hasta entonces permitidas o toleradas por el estado sirio. 

La conformación de las YPJ en Rojava no implica solamente la participación de las mujeres en el proceso revolucionario sino el cambio de su rol en la sociedad. Asimismo, se ha establecido una cuota del 50% para las mujeres en todos los niveles de la administración.

La aplicación de las “leyes de las mujeres” se lleva a cabo a través de las “casas de las mujeres”, que procesan las denuncias y brindan contención a las mujeres víctimas de violencia.

Posteriormente, los casos son tratados por los “comités de paz y consenso”, integrados exclusivamente por mujeres de la organización Kongreya Star (literalmente “Congreso de la Estrella”, pero al mismo un juego de palabras con el nombre de la antigua diosa mesopotámica Ishtar). En general, las situaciones de violencia son resueltas en esa instancia y en caso de no resolverse allí pasan a los tribunales regulares.

El Contrato Social de Rojava

El Contrato Social de Rojava establece la separación entre la religión y el estado, y la única confesión mencionada expresamente es la yazidi (mazdeísta), que tiene un carácter minoritario. Las leyes no están basadas en las normas de ninguna religión en particular (a diferencia de lo que ocurre en Siria, un estado pretendidamente “laico” cuya constitución establece que la sharia islámica es la principal fuente de la legislación).

El sistema económico de Rojava, condicionado por el bloqueo al que lo somete el estado turco y el gobierno “autónomo” del Kurdistan iraquí dirigido por el PDK, está conformado por la economía comunal, la economía de guerra (orientada a la financiación del esfuerzo bélico) y la “economía abierta” (sector privado).

La política del Baath de mantener al Kurdistan sirio en un estado de subdesarrollo determina que no exista una burguesía significativa, por lo que la mayor parte de la economía está conformada por los dos primeros sectores.

La economía comunal tiene un rol central en la inserción de las mujeres en el trabajo productivo, En la actualidad existen solamente en el cantón de Jazira 385 comunas de mujeres que organizan la producción agrícola e industrial (esta última mucho más limitada).

Estado Islámico contra Rojava

A partir de 2013 particularmente, el autogobierno de Rojava debió enfrentar a los grupos armados islamistas, particularmente el Estado Islámico de Iraq y el Levante (mejor conocido por la sigla árabe Daesh) y Jabhat Al Nusra, filial siria de Al Qaeda.

Hasta finales de 2014 las fuerzas del Daesh avanzaron en el Kurdistan sirio e iraquí, perpetrando toda clase de atrocidades, particularmente en perjuicio de las minorías no musulmanas (cristianos y mazdeístas), las mujeres y eventualmente cualquiera que no compartiera su versión extrema y hasta cierto punto distorsionado del islam.

En enero de 2015, las YPG/YPJ consiguieron levantar el sitio del Daesh sobre la ciudad de Kobane y durante el año siguiente las fuerzas del Daesh perdieron el control de amplias zonas de Rojava. A mediados de 2015 las YPG/YPJ tomaron una amplia zona de la provincia de al Hasakah y las localidades de Tel Abyad y Ayn Isa.

Las YPG/YPJ impulsaron la organización militar de otros grupos étnicos victimas de la persecución del Daesh, particularmente los yazidi (kurdos de confesión mazdeista) de la región de Sinjar (Shengal en kurdo), en el Kurdistan iraquí, que habían sido abandonados a su suerte por el gobierno regional dirigido por el PDK.

Los yazidi conformaron las YBS (Yekiyene Berxwedana Shengale, Unidades de Resistencia de Shengal) y en noviembre de 2015 recuperaron la ciudad de Sinjar de manos del Daesh. Este episodio es particularmente relevante porque las mujeres yazidi, sometidas a violaciones sistemáticas y esclavizadas por el Daesh en función de su condición de “infieles”, habían sido presentadas por los medios de comunicación occidentales como la imagen típica de la indefensión y la pasividad de las mujeres de Medio Oriente.

A fines de 2015 el Daesh no había sido aniquilado totalmente en Siria exclusivamente gracias al apoyo del estado turco, desde cuyo territorio tanto esta banda islamista como otras afines intentan periódicamente retomar las zonas de Rojava perdidas.

La ofensiva de mayo-julio de 2015 logró unificar los cantones de Kobane y Jazira. En octubre de 2015 las YPG/YPJ se fusionaron con distintas organizaciones que habían participado en el levantamiento popular sirio de 2011 y conformaron las Fuerzas Democraticas de Siria.

Las FDS tomaron la localidad de al Hawl en noviembre de 2015 y la presa de Tishrin, en la orilla derecha del Eufrates, en diciembre de ese año. El 10 de diciembre se conformó en la ciudad de Derik la Asamblea Democrática de Siria como autentico organismo de doble poder que incluye al PYD y distintas organizaciones políticas y sociales representativas de los diversos grupos étnicos de Siria participantes en su mayor parte en el levantamiento popular de 2011.

Desde entonces el debilitamiento del Daesh continua y el proceso revolucionario de Rojava se consolida, con la posibilidad de la destrucción total del Daesh y la unificación geográfica de los cantones.

Quedan como incógnitas la forma en que incidirá en el desarrollo del proceso la inevitable confrontación con el régimen del Baath en cuanto el Daesh y otras bandas islamistas dejen de constituir una fuerza militar significativa.

Rojava, Bashar y el imperialismo

La alianza táctica entre la recientemente constituida Administracion Federal del Norte de Siria, sucesora de los cantones de Rojava y el régimen sirio puede romperse en cuanto deje de ser necesaria para este último.

El otro factor es la injerencia de los bloques imperialistas en la zona. Rusia ha intervenido en forma directa para sostener al régimen de Al Assad por lo menos desde 2015, junto con Irán y otros estados o grupos armados aliados.

Las potencias de la OTAN han procurado evitar una confrontación con el Daesh y las otras bandas islamistas, a las que procuraban utilizar para deponer al régimen de Al Assad, hasta que el accionar de estos grupos, cosa bastante frecuente en estos casos, sobrepasó los límites “aceptables”.

Sin embargo, la intervención de las fuerzas de la OTAN en Siria e Iraq en contra del Daesh, que al igual que en el caso de Rusia ha desembocado, aunque más recientemente en una alianza táctica con las Fuerzas Democráticas de Siria, implica un riesgo de cooptación del movimiento de liberación nacional kurdo en Siria de forma similar a lo que ocurrió con el PDK en Iraq a partir de 1991.

Al propio tiempo, el mantenimiento de un sector de capital privado, por débil que sea, supone a largo plazo el riesgo de retroceso de un proceso revolucionario que ha supuesto hasta ahora un ejemplo para las fuerzas de izquierda anticapitalistas en todo el mundo, particularmente en lo que hace a la emancipación de las mujeres y la auto organización de las masas populares, aspectos en los que incluso ha sido capaz de superar la experiencia del “Socialismo Real”.

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