Por Pablo Mestrovic
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Rojava: desarrollo y perspectivas de cuatro años de
revolución
El 19 de julio de 2012, en el contexto de la guerra civil
iniciada en Siria el año anterior, las YPG/YPJ tomaron las ciudades de Kobane,
Afrin y Amuda, en el Kurdistán sirio (la región que los kurdos denominan
Rojava, en kurdo “el Oeste”) abandonadas por el ejército regular sirio.
El gobierno de la zona fue asumido por el Alto Comité
Kurdo (Desteya Bilind a Kurd, DBK). El DBK había surgido a consecuencia de un
acuerdo entre el Partido de Unidad Democrática (en kurdo PYD) y el Consejo
Nacional Kurdo de Siria (en kurdo ENKS), hegemonizado por partidos kurdos
sirios afines al PDK del Kurdistan iraquí.
Posteriormente, el Alto Comité Kurdo quedó paralizado por
disensiones entre las dos corrientes. Esto último se debe a que el
Confederalismo Democrático que el PYD defiende, como parte del movimiento de
liberación nacional kurdo encuadrado en la Unión de Comunidades de Kurdistán
(KCK), es totalmente contradictorio con el tipo de nacionalismo conservador y
oportunista que defiende el PDK de Barzani, aliado del imperialismo
norteamericano y sionista.
Si bien las YPG/YPJ habían sido formadas en 2004 a partir
de la matanza de Qamishlo, perpetrada por el régimen de Al Assad, y el PYD el
año anterior, la coyuntura de la guerra civil siria hizo posible la
instauración de un autogobierno kurdo en Rojava.
Al propio tiempo, el régimen de Al Assad, opuesto por
principio a reconocer siquiera la existencia del pueblo kurdo de Siria (al
punto de denegar la ciudadanía siria a un porcentaje considerable de los kurdos
de Rojava, a los que consideraba “inmigrantes turcos”), encontró en las YPG/YPJ
un aliado para enfrentar a las organizaciones islamistas apoyadas por Qatar,
Arabia Saudita y el imperialismo norteamericano que habían comenzado a tomar el
control de gran parte del territorio de Siria, explotando la rebelión popular
de 2011 y la consecuente desintegración del ejército regular sirio.
Funcionamiento de los Cantones de Rojava
El autogobierno kurdo se organizó a partir de 2014 con
base en el Confederalismo Democrático, y de ese modo se constituyeron los
“cantones” de Afrin, Kobane y Jazira. Cada cantón tiene una Asamblea
Legislativa cantonal y concejos municipales.
Las Asambleas Legislativas fueron elegidas en 2014 con
representación de las diferentes organizaciones políticas y sociales que
participan en el proceso revolucionario, así como de los diferentes grupos
étnicos que viven en Rojava.
Los concejos municipales fueron elegidos en 2015 con base
en candidaturas individuales, siendo proscriptos solamente los candidatos
afines al PDK de Barzani. Por debajo de los concejos municipales funcionan
diversas asambleas a nivel local y particularmente las “comunas” que son el
nivel básico de organización de los cantones y cumplen funciones económicas,
políticas e incluso militares.
La organización de los cantones se basa en el Contrato
Social, la “constitución”, que prevé el reconocimiento de la autonomía de los
cantones, la propiedad social de los recursos naturales, el derecho a la salud
y la educación y deroga la legislación represiva vigente en Siria durante el
régimen de Baath. Las YPG/YPJ no son un “ejército” escindido del resto de la
población, sino auténticas milicias populares.
Revolución de Rojava y mujeres
Un aspecto en el que el movimiento de liberación nacional
kurdo se ha mostrado particularmente progresivo es en la lucha contra la
violencia hacia las mujeres. A partir de diciembre de 2013 en los cantones de
Rojava se estableció el matrimonio civil, terminando con la jurisdicción del
clero islámico y de otras confesiones sobre las cuestiones de derecho familiar
y en marzo de 2014 se sancionaron las “leyes de las mujeres” que prohíben el
femicidio, la ablación del clítoris, la poligamia y otras prácticas violentas
hasta entonces permitidas o toleradas por el estado sirio.
La conformación de las YPJ en Rojava no implica solamente
la participación de las mujeres en el proceso revolucionario sino el cambio de
su rol en la sociedad. Asimismo, se ha establecido una cuota del 50% para las
mujeres en todos los niveles de la administración.
La aplicación de las “leyes de las mujeres” se lleva a
cabo a través de las “casas de las mujeres”, que procesan las denuncias y
brindan contención a las mujeres víctimas de violencia.
Posteriormente, los casos son tratados por los “comités
de paz y consenso”, integrados exclusivamente por mujeres de la organización
Kongreya Star (literalmente “Congreso de la Estrella”, pero al mismo un juego
de palabras con el nombre de la antigua diosa mesopotámica Ishtar). En general,
las situaciones de violencia son resueltas en esa instancia y en caso de no
resolverse allí pasan a los tribunales regulares.
El Contrato Social de Rojava
El Contrato Social de Rojava establece la separación
entre la religión y el estado, y la única confesión mencionada expresamente es
la yazidi (mazdeísta), que tiene un carácter minoritario. Las leyes no están
basadas en las normas de ninguna religión en particular (a diferencia de lo que
ocurre en Siria, un estado pretendidamente “laico” cuya constitución establece
que la sharia islámica es la principal fuente de la legislación).
El sistema económico de Rojava, condicionado por el
bloqueo al que lo somete el estado turco y el gobierno “autónomo” del Kurdistan
iraquí dirigido por el PDK, está conformado por la economía comunal, la
economía de guerra (orientada a la financiación del esfuerzo bélico) y la
“economía abierta” (sector privado).
La política del Baath de mantener al Kurdistan sirio en
un estado de subdesarrollo determina que no exista una burguesía significativa,
por lo que la mayor parte de la economía está conformada por los dos primeros
sectores.
La economía comunal tiene un rol central en la inserción
de las mujeres en el trabajo productivo, En la actualidad existen solamente en
el cantón de Jazira 385 comunas de mujeres que organizan la producción agrícola
e industrial (esta última mucho más limitada).
Estado Islámico contra Rojava
A partir de 2013 particularmente, el autogobierno de
Rojava debió enfrentar a los grupos armados islamistas, particularmente el
Estado Islámico de Iraq y el Levante (mejor conocido por la sigla árabe Daesh)
y Jabhat Al Nusra, filial siria de Al Qaeda.
Hasta finales de 2014 las fuerzas del Daesh avanzaron en
el Kurdistan sirio e iraquí, perpetrando toda clase de atrocidades,
particularmente en perjuicio de las minorías no musulmanas (cristianos y
mazdeístas), las mujeres y eventualmente cualquiera que no compartiera su
versión extrema y hasta cierto punto distorsionado del islam.
En enero de 2015, las YPG/YPJ consiguieron levantar el
sitio del Daesh sobre la ciudad de Kobane y durante el año siguiente las
fuerzas del Daesh perdieron el control de amplias zonas de Rojava. A mediados
de 2015 las YPG/YPJ tomaron una amplia zona de la provincia de al Hasakah y las
localidades de Tel Abyad y Ayn Isa.
Las YPG/YPJ impulsaron la organización militar de otros
grupos étnicos victimas de la persecución del Daesh, particularmente los yazidi
(kurdos de confesión mazdeista) de la región de Sinjar (Shengal en kurdo), en
el Kurdistan iraquí, que habían sido abandonados a su suerte por el gobierno
regional dirigido por el PDK.
Los yazidi conformaron las YBS (Yekiyene Berxwedana
Shengale, Unidades de Resistencia de Shengal) y en noviembre de 2015
recuperaron la ciudad de Sinjar de manos del Daesh. Este episodio es
particularmente relevante porque las mujeres yazidi, sometidas a violaciones
sistemáticas y esclavizadas por el Daesh en función de su condición de
“infieles”, habían sido presentadas por los medios de comunicación occidentales
como la imagen típica de la indefensión y la pasividad de las mujeres de Medio
Oriente.
A fines de 2015 el Daesh no había sido aniquilado
totalmente en Siria exclusivamente gracias al apoyo del estado turco, desde
cuyo territorio tanto esta banda islamista como otras afines intentan
periódicamente retomar las zonas de Rojava perdidas.
La ofensiva de mayo-julio de 2015 logró unificar los
cantones de Kobane y Jazira. En octubre de 2015 las YPG/YPJ se fusionaron con
distintas organizaciones que habían participado en el levantamiento popular
sirio de 2011 y conformaron las Fuerzas Democraticas de Siria.
Las FDS tomaron la localidad de al Hawl en noviembre de
2015 y la presa de Tishrin, en la orilla derecha del Eufrates, en diciembre de
ese año. El 10 de diciembre se conformó en la ciudad de Derik la Asamblea
Democrática de Siria como autentico organismo de doble poder que incluye al PYD
y distintas organizaciones políticas y sociales representativas de los diversos
grupos étnicos de Siria participantes en su mayor parte en el levantamiento
popular de 2011.
Desde entonces el debilitamiento del Daesh continua y el
proceso revolucionario de Rojava se consolida, con la posibilidad de la
destrucción total del Daesh y la unificación geográfica de los cantones.
Quedan como incógnitas la forma en que incidirá en el
desarrollo del proceso la inevitable confrontación con el régimen del Baath en
cuanto el Daesh y otras bandas islamistas dejen de constituir una fuerza
militar significativa.
Rojava, Bashar y el imperialismo
La alianza táctica entre la recientemente constituida
Administracion Federal del Norte de Siria, sucesora de los cantones de Rojava y
el régimen sirio puede romperse en cuanto deje de ser necesaria para este
último.
El otro factor es la injerencia de los bloques
imperialistas en la zona. Rusia ha intervenido en forma directa para sostener
al régimen de Al Assad por lo menos desde 2015, junto con Irán y otros estados
o grupos armados aliados.
Las potencias de la OTAN han procurado evitar una confrontación
con el Daesh y las otras bandas islamistas, a las que procuraban utilizar para
deponer al régimen de Al Assad, hasta que el accionar de estos grupos, cosa
bastante frecuente en estos casos, sobrepasó los límites “aceptables”.
Sin embargo, la intervención de las fuerzas de la OTAN en
Siria e Iraq en contra del Daesh, que al igual que en el caso de Rusia ha
desembocado, aunque más recientemente en una alianza táctica con las Fuerzas
Democráticas de Siria, implica un riesgo de cooptación del movimiento de
liberación nacional kurdo en Siria de forma similar a lo que ocurrió con el PDK
en Iraq a partir de 1991.
Al propio tiempo, el mantenimiento de un sector de
capital privado, por débil que sea, supone a largo plazo el riesgo de retroceso
de un proceso revolucionario que ha supuesto hasta ahora un ejemplo para las
fuerzas de izquierda anticapitalistas en todo el mundo, particularmente en lo
que hace a la emancipación de las mujeres y la auto organización de las masas
populares, aspectos en los que incluso ha sido capaz de superar la experiencia
del “Socialismo Real”.
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